El duque de Wellington


Pues íbamos a hacer una entrada acerca de Apsley House, que es la casa museo del duque de Wellington, pero como la biografía del susodicho es muy extensa, hemos decidido partirla en dos.

Arthur Wellesley, I duque de Wellington, fue un militar británico. Suponemos que, si ha sido vd. educado en Europa, habrá oído hablar de él ya que fue uno de los principales actores de la historia del continente en la primera mitad del siglo XIX.

Sir Arthur Wellesley, I duque de Wellington, por Thomas Lawrence

Nacido en 1769 en una familia aristocrática, su padre muere cuando tiene 12 años y su hermano hereda todos sus bienes, lo que les coloca a él y a su madre en una situación económica peor a la que estaban acostumbrados. Estudia en Eton College (el centro de estudios de las élites británicas) y posteriormente se traslada a Bruselas con su madre. Su intención era convertirse en violinista profesional, ya que la música era su gran pasión, pero su madre interviene y le inscribe en una academia militar de caballería en Francia.

A los 19 años se traslada a Irlanda como ayuda de campo del gobernador. Al mismo tiempo se presenta a las elecciones al parlamento irlandés y es elegido por la (corruptísima) circunscripción de Trim. Su hermano usa su influencia política y económica para ayudarle en sus ascensos, algunos directamente comprados. A los 26 años es teniente coronel del ejército y comienza a foguearse en los campos de batalla, primero en Europa y después en India, donde su hermano es gobernador.

Apsley House, la casa de Wellington en Londres

Al terminar el mandato de su hermano en la India regresan juntos a Gran Bretaña. Wellington ha amasado una fortuna, principalmente con el botín de guerra, y en éstos años lejos del frente se dedica a desarrollar su carrera política. Es elegido miembro del parlamento británico, consejero del rey y alto cargo en la administración irlandesa.

En 1807 vuelve al frente en las guerras napoleónicas y ya no lo abandonará hasta la derrota total de Napoleón en la batalla de Waterloo en 1815. Las campañas contra el ejército francés fueron las que le dieron fama internacional, llegando a la categoría de héroe en Reino Unido.

Los países a los que ayudó a derrotar a Napoleón fueron muy generosos con él: por ejemplo, Wellington incautó en España al ejercito francés una colección de más de 200 cuadros cuando intentaban llevárselos tras la batalla de Vitoria. Cuando contactó con el gobierno para devolverlo, Fernando VII de España (el rey felón) le dijo que se los quedara como muestra de agradecimiento. El lote contenía varias obras de Velázquez, Goya, Murillo, Ribera, Tiziano, Rafael y Rubens, entre otras.

También fue obsequiado por las cortes de Cádiz con una finca de más de 1.000 hectáreas en Granada, y con varios títulos nobiliarios (duque de Ciudad Rodrigo, vizconde de Talavera...) y el Toisón de oro, no sabemos si por el rey o las cortes. La lista de distinciones nobiliarias en Reino Unido es interminable.

Estatua ecuestre de Paloma Wellington

Tras su encumbramiento como héroe se retira de los campos de batalla y se dedica de lleno a la política. Con el partido Tory fue ministro de la guerra, ministro del interior, ministro de asuntos exteriores, líder de la cámara de los lores y primer ministro. Entre sus logros políticos más importantes están la Emancipación Católica (una legislación que equiparaba los derechos civiles de los católicos con los de los protestantes) y el apoyo para la fundación de King's College.

Muere en 1852 a los 83 años de edad.

Una historia curiosa acerca de Wellington es que pudo ser rey de España. Durante las guerras napoleónicas, antes de que el Borbón Fernando VII hubiera sido aceptado para ocupar el trono, hubo rumores de que el general Castaños ofreció al duque de Wellington la corona española, siempre que se convirtiera al catolicismo. Por lo visto, cuando Wellington conoció los rumores dijo "Qué se puede hacer con esas calumnias y ese tipo de gente, sino despreciarlos y continuar nuestro camino sin tenerlos en cuenta".

Wellington fue llamado en su época el duque de hierro. Puede sonar muy épico, pero el sobrenombre se lo pusieron porque, tras una serie de revueltas que se produjeron en Londres y que acabaron con los cristales de su casa rotos, la rodeó de una alta verja y puso rejas en las ventanas.

A éste militar y político también le debemos las botas katiuskas, o botas Wellington o Wellies como se las conoce en Reino Unido. Por lo visto dio instrucciones a su zapatero para que adaptara las botas del uniforme para que fueran mas cómodas con unos nuevos pantalones y de ahí nació una bota impermeabilizada, de tacón bajo y caña por debajo de la rodilla. Como el duque marcaba tendencia en la moda, todo el mundo comenzó a usarlas y recibieron el nombre de botas Wellington. Cuando se produjeron las primeras botas de goma se hicieron siguiendo el modelo y conservaron el nombre.


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