5 polémicas obras de arte en Londres


El arte, para ser considerado como tal, tiene que provocar algo en nuestro interior. Puede que nos guste o puede que lo odiemos, pero si deja indiferente a todo el mundo ha fallado en su cometido.

Hoy trataremos acerca de algunas obras de arte que se encuentran en Londres y que en su momento fueron (por distintos motivos) polémicas.


1. Los frisos del Partenón.

Los ríos de tinta que han hecho correr estas obras no se debe a su contenido, sino al hecho de que se encuentren en el British Museum en lugar de en su emplazamiento original en la acrópolis de Atenas.

MattFromLondon via Flickr

Los Elgin marbles (Los mármoles Elgin, como son conocidos aquí) fueron adquiridos en condiciones dudosas por Lord Elgin, embajador de Reino Unido en el Imperio Otomano, y trasladados a Inglaterra a principios del siglo XIX. Agobiado por las deudas, los vendió al gobierno británico (se dice que rechazó una oferta bastante más generosa del mismo Napoleón para que se quedaran en el país) que los asignó al British Museum.

Desde que recuperó su independencia del Imperio Otomano en 1832, Grecia lleva reclamando la devolución de las estatuas.


2. Day de Jacob Epstein en 55 Broadway.

Jacob Epstein (1880-1959) fue un escultor británico de origen estadounidense. Su obra fue de las primeras en abandonar el clasicismo griego academicista y abrazar un estilo vanguardista influido por el arte de África, India y las islas del Pacífico.


Sus obras, cargadas de sexualidad, dieron mucho que hablar en la época. La que nos ocupa es una serie de dos esculturas que realizó en 1929 para el nuevo edificio de la London Electric Railway, llamadas Día y Noche, que fueron consideradas indecentes. Tras unas acaloradas peticiones para que las estatuas fueran retiradas, se llegó a una solución intermedia que fue recortar un trozo de 4 cm. del pene de una de las figuras.

Desde entonces Epstein fue vetado para esculpir nuevas estatuas para lugares públicos. Actualmente se considera que gran parte del rechazo que provocó su obra fue debido a que era judío.


3. Jesucristo en casa de sus padres de Millais

De esta obra ya tratamos en la entrada acerca de los prerrafaelitas, pero merece la pena volver a mencionarla porque las críticas hicieron que un movimiento pictórico saltara a la fama.

En 1851, en plena época victoriana, el cuadro de John Everett Millais Jesucristo en casa de sus padres fue presentado en una exposición en la Royal Academy of Arts. Las criticas le vinieron por representar a la sagrada familia como personas corrientes, lo que fue considerado como blasfemo.


Siguiendo las reglas de la Hermandad Prerrafaelita de ser lo más realistas posibles, Millais no quiso contratar a modelos profesionales para que posaran para su pintura, sino que usó a miembros de su familia. El atuendo de los personajes (que acostumbraban a ser representados con túnicas) y la composición de la escena (con virutas por el suelo) tampoco fue del agrado de los críticos, ni el hecho de que el niño Jesús fuera pelirrojo.
Curiosidad: Los comentarios acerca de Jesucristo en casa de sus padres se extendieron tanto que incluso la reina Victoria pidió que le llevaran el cuadro a Buckingham Palace para poder verlo en privado.
Como ya contamos en la entrada dedicada a los prerrafaelitas, la polémica les sirvió para darse a conocer. Uno de sus más furibundos atacantes fue Dickens y entre sus defensores se encontraba Ruskin, influyente crítico de arte que defendió el estilo de la obra aunque confesó que no le gustaba.


4. Los miserables, de Banksy.

Banksy, posiblemente el más conocido de los artistas callejeros de todo el mundo, siempre hace crítica ácida con sus grafitis.

De la obra que trataremos aquí es de Los miserables, que apareció en la fachada de un edifico que se estaba reformando en Knightsbridge, justo enfrente de la embajada francesa. Realmente no suscitó más polémica que cualquiera de las obras de Banksy, todas ellas removedoras de conciencias, pero la hemos traído aquí por la rapidez sospechosa con que fue eliminada.

No hemos conseguido ninguna imagen libre de derechos, así que les dejamos este enlace a The Guardian donde podrán ver la efímera obra.

El hecho de que el tema que trataba fuera de política internacional y que estuviera justo enfrente de la embajada de Francia nos hace sospechar que en su fulminante desaparición intervinieran diplomáticos. El grafiti llevaba incluido un código QR mediante el que se accedía a un vídeo en YouTube en el que se veía a policías usando gases lacrimógenos contra los refugiados de los campamentos de Calais, cosa que un par de semanas antes el gobierno francés había negado que se hubiera hecho.


5. La extensión de la National Gallery.

En 1981 la galería nacional de arte, la National Gallery, lanzó un concurso para elegir un proyecto arquitectónico para extender sus instalaciones de Trafalgar Square. Se eligió en octubre de 1982 el de los arquitectos Ahrends, Burton & Koralek de estilo High-Tech.


En mayo de 1984 el Principe de Gales asiste a una gala de la Royal Institute of British Architects en conmemoración del 150 aniversario de la institución y para entregar unos premios. Todo el mundo esperaba que hiciera un discurso de compromiso, entregara el premio y se fuera pero Charles, en lugar de eso, soltó un discurso demoledoramente crítico acerca de la nueva extensión que se había aprobado para la National Gallery. La comparó con un monstrous carbuncle (un grano monstruoso) en la cara de un querido y elegante amigo.

Por supuesto, lo primero que todos pensamos al oír hablar de la historia es en cómo un profano, por mucho príncipe de Gales que sea, se atreve a ponerse enfrente de cientos de arquitectos de primera fila y criticar su trabajo de una forma tan despiadada. Lo segundo que pensamos es directamente que es un cretino.

De todas formas, el proyecto se desechó y se convocó un nuevo concurso cerrado que ganaron los arquitectos Robert Venturi y Denise Scott Brown con un edificio totalmente anodino.

Siempre se ha sobreentendido que el cambio de proyecto fue debido al discurso de Charlie, pero durante estos 30 años han salido a la luz informaciones nuevas que hacen dudar de que esto fuera así. Se ha sabido que el edificio descartado incluía una torre de oficinas de 30 metros de altura porque el gobierno de Margaret Thatcher había exigido que no se pagara con dinero público. El requisito de tener que dedicar parte de la construcción a uso privado para financiarla desapareció porque hubo una serie de donaciones, la más importante una de Lord Sainsbury de 50 millones de libras. El uso del edificio cambió de mixto oficinas-museo a ser solo museístico, con lo cual hubo que empezar desde el principio.

Posiblemente en lo que si influyó el discurso fue en la elección del estilo del nuevo proyecto. Como pueden ver en la fotografía la construcción es totalmente insulsa. En la época de espectaculares edificios de arquitectura atrevida, integrados en espacios históricos con construcciones clásicas, se perdió una oportunidad de oro de dotar a Trafalgar Square de un edificio emblemático. La prueba de que podía haber funcionado la tenemos en la recién inaugurada extensión del British Museum de Richard Rogers.


Y nada más. Como siempre, a continuación tienen un plano de situación de las 5 obras de las que hemos tratado, aunque Los miserables de Banksy ya no se encuentra allí.


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