Perece mentira que tratando el blog acerca de una ciudad formada alrededor de un río y en la que el comercio marítimo tuvo tantísima importancia, solo hayamos hablado una vez y de refilón acerca de puertos.
St. Katharine docks es un puerto fluvial artificial, construido a principios del siglo XIX con el propósito de dedicarlo al comercio. Se encuentra en la orilla norte del Támesis, justo al este del Puente de la Torre.
Su historia se remonta a 1825, cuando se obtienen los permisos del parlamento necesarios para expropiar cerca de 10 hectáreas de terreno para la construcción del puerto. El nombre de St. Katharine le viene dado por un antiguo hospital que existía en el sitio desde el siglo XII, y que fue destruido junto con más de 1.200 casas en las que habitaban cerca de 11.000 personas, principalmente obreros portuarios y sus familias que vivían en la pobreza. A los propietarios de las casas se les compensó económicamente pero los inquilinos se vieron en la calle sin ningún tipo de ayuda.
Las obras comenzaron en 1827. La tierra producto de las excavaciones fue utilizada para rellenar los huecos que había dejado la extracción de arcilla para hacer ladrillos en Pimlico, que entonces estaba empezando a urbanizarse. A finales de 1828 se inauguran las instalaciones, que comprenden dos dársenas y una gran cantidad de almacenes para las mercancías descargadas. A pesar de su magnifica ubicación, el puerto nunca llego a tener éxito ya que no contaba con conexión con el ferrocarril y era demasiado pequeño para los vapores que se empezaron a usar a mediados de siglo.
En la II guerra mundial los almacenes de la parte este resultan muy dañados por los bombardeos alemanes, y no fueron nunca reconstruidos. La actividad industrial cesa totalmente en 1968 y St. Katharine docks es vendido al ayuntamiento de Londres.
A principios de los 70 el ayuntamiento prepara un plan para su recuperación, que pasa por alquilar a largo plazo los terrenos a una empresa inmobiliaria que se encargará de su urbanización. Casi todos los antiguos edificios son derribados y en su lugar se construyen viviendas y oficinas. Uno de las primeros edificios en ser levantados es el (horroroso) Tower Hotel. Algunos de los almacenes son remodelados y convertidos también en espacio comercial y residencial. La zona de puerto propiamente dicha se transforma en un puerto deportivo, en el que hay siempre anclados lujosos yates.
Esta forma de recuperación de antiguos puertos y zonas industriales servirá de modelo para las siguientes actuaciones como Shad Thames, al otro lado del río y la zona de City Hall.
En la actualidad St. Katharine docks es una zona residencial, de oficinas y de ocio. Hay bastantes restaurantes, cafeterías y pubs que atraen a mucha gente.
Merece la pena destacar el Dickens Inn, un pub y restaurante que ocupa un antiguo almacén de estructura de madera del siglo XVII, que ha sido desmontado y trasladado por lo menos 2 veces, una durante la construcción de los muelles y la otra en la remodelación de la década de 1970. El edificio está muy cuidado y es muy llamativo, pero el servicio en el pub es pésimo. El nombre de Dickens no hemos sido capaces de averiguar si se lo pusieron en homenaje al escritor victoriano o porque pertenecía a Cedric Charles Dickens, uno de sus bisnietos. Hemos leído que lo inauguró en 1976, pero no sabemos si como propietario o porque fue en plan estrella invitada.
También tenemos en estos muelles el monolito de la película 2001: Una odisea en el espacio de Stanley Kubrick. Bueno, no es el que se utilizó en la grabación sino una primera versión que se hizo en metacrilato y que el director descartó porque le pareció demasiado brillante. El bloque permaneció almacenado hasta que en 1977 un escultor lo utiliza para hacer una obra en homenaje a la reina en su jubileo de plata.
Y por último, otro homenaje a la reina, esta vez con motivo de su jubileo de diamante. Normalmente, anclada en el muelle, se puede ver la Gloriana, una barcaza con la que fue obsequiada Isabel II en 2012 con motivo de su sexagésimo año en el trono. Ésta embarcación encabezó el desfile en homenaje a la reina y posteriormente fue usada también para trasladar la antorcha olímpica durante los juegos de Londres de 2012 y en el 800 aniversario de la Magna Carta en 2015.
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