En la época victoriana el papel de la mujer en la sociedad se limitaba a cuidar de la casa (y tener hijos) o trabajar como mano de obra barata (y tener hijos). Esto era para las clases sociales bajas y medias, las clases altas gozaban de más libertad, que iba pareja a la riqueza que tuvieran.
En esta entrada trataremos acerca de una de las mujeres más ricas de Inglaterra en su época: Angela Burdett-Coutts.
Angela Georgina Burdett nació en 1813 en (nada menos que en) Piccadilly, en la casa familiar. Su padre era Francis Burdett, Baronet y un afamado y polémico parlamentario reformista que fue varias veces a la cárcel por denunciar la corrupción en la política y defender las libertades individuales. Su madre era Sophia, hija del millonario propietario del banco Coutts.
Su abuelo Thomas Coutts era inmensamente rico. Había tenido tres hijas (la menor de ellas la madre de Angela) de su primer matrimonio. Enviudó en 1815 y a los tres días del funeral se casó de nuevo, con la bella y popular actriz Harriot Mellon. El multimillonario murió en 1822 dejando su fortuna a su segunda esposa, que fallece en 1837 sin descendencia. En su testamento nombró heredera, ante la sorpresa de todos y tras una cuidadosa elección entre los posibles candidatos, a la nieta de su primer marido, Angela. Para recibir la herencia tenía que cumplir dos condiciones: incluir el apellido Coutts en su nombre y nunca casarse con un extranjero.
Así pues nos encontramos en 1837, con la reina Victoria a punto de subir al trono y con Angela Burdett-Coutts con 23 años y una fabulosa fortuna.
Al principio la situación le abruma. Se ha convertido de la noche a la mañana en la propietaria de una inmensa riqueza. Comienza a recibir una enorme cantidad de cartas de gente pidiéndole dinero. También recibe numerosas proposiciones de matrimonio, según se rumoreaba, de casi todos los jóvenes de familia acomodada del país.
Pero Angela no contempla el matrimonio entre sus proyectos inmediatos. Tras recibir consejo financiero de los gestores del banco Coutts, sigue las recomendaciones de su padre y dedica una gran parte de su fortuna a obras benéficas destinadas a erradicar la pobreza y a financiar proyectos de medicina, geología, arqueología y ciencias naturales. Esta será su principal e importantísima ocupación a lo largo de su vida.
Entre sus amistades se encontraba Charles Dickens, que estaba involucrado en el desarrollo de las Ragged schools (escuelas de harapientos), escuelas de caridad para niños pobres. Consigue interesarla en el tema y en los próximos años colaborará económicamente en la fundación de más de 200 colegios gratuitos en toda Inglaterra. Otro de los proyectos en los que Dickens la implicó fue en la creación de un asilo para retirar a jóvenes prostitutas de la calle. En él las muchachas aprendían a leer y escribir, y a realizar tareas domésticas y tras un periodo de un año se les facilitaba la emigración a Australia. También con Dickens como asesor acometió la construcción de gran cantidad de viviendas para los pobres en el East End.
El escritor le dedicó su novela Martin Chuzzlewit. Su relación terminó cuando Dickens se vio envuelto en un escándalo referente a su matrimonio.
Otra de sus grandes obras fue la construcción del mercado de Columbia, en Bethnal Green, una de las zonas más pobres del este de Londres, aunque este proyecto no prosperó. Construyó escuelas para enseñar a tejer a mujeres, y en Irlanda, escuelas para formar a los jóvenes sin recursos como pescadores. También pagó reformas de espacios públicos, como por ejemplo la conversión del cementerio de St. Pancras old church en parque para uso y disfrute de los niños.
Tuvo gran amistad con el Duque de Wellington, que le aconsejaba acerca de sus negocios, aunque no compartía su implicación en la reforma social. Aunque no está demostrado, hay indicios de que fueron amantes. A pesar de la diferencia de edad de 45 años, ella le pidió matrimonio en 1847, lo cual él rechazo muy cariñosamente.
Otra de sus amistades fue Michael Faraday, al que consideraba su mentor en el campo de las ciencias. También conoció a Charles Babbage, a quien financió la construcción de su máquina analítica (precursora de la actual computación) en 1839. Financió además expediciones científicas, entre ellas la de Livingstone y la de su posterior rescate por Stanley (Dr. Livingstone, I presume?).
Máquina analítica de Babagge, en el Museo de Ciencias |
Su actividad filantrópica no sólo se dirigió a Londres. Durante la guerra de Crimea, hizo un envío de material sanitario cuando leyó una artículo de Florence Nightingale describiendo las miserables condiciones de los hospitales de campaña. En la guerra Zulú pago el desplazamiento de contingentes de enfermeras. Durante la guerra ruso-turca, ayudó a establecerse en territorios seguros a los campesinos desplazados. Donó grandes cantidades de dinero a la Iglesia anglicana, financiando la implantación de la misma en Australia y Canadá, construyendo iglesias en Inglaterra y algunas escuelas parroquiales. Con Florence Nightingale colaboró también aportando dinero a su causa para reformar el sistema de enfermería. Envió máquinas de procesado de algodón a Nigeria para crear puestos de trabajo para mujeres.
En fin, su labor promoviendo y financiando proyectos de reforma social y de mejora de las condiciones de los pobres fue enorme. En 1871, en reconocimiento a su labor filantrópica, la reina le concede el título de Baronesa Burdett-Coutts de Highgate y Brookfield en el condado de Middlesex. Se convierte así en la primera mujer miembro de la cámara de los Lores. También fue la primera mujer en obtener la freedom de la City of London,
En 1881, con 67 años, convulsiona la alta sociedad londinense cuando se casa con su secretario particular, 26 años más joven que ella.
El 30 de diciembre de 1906 muere de bronquitis aguda. Es enterrada en la abadía de Westminster, panteón de ilustres de Gran Bretaña, el 5 de enero de 1907.
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