Algunas tradiciones del parlamento británico


De todos es conocida la pompa y el boato que rodean a la corona británica. Desde las ceremonias de coronación hasta cualquier visita de la reina están rodeadas de un estricto protocolo que tiene sus orígenes en las antiguas tradiciones del país. Por ejemplo, a la reina no se le puede dar la espalda ni tocarla (los presidentes de EE.UU. son especialistas en meter la pata en esto) e incluso técnicamente es delito de traición poner un sello en una carta con la reina cabeza abajo.


De la casa real trataremos otro día (da para mucho). En esta entrada veremos algunas de las tradiciones de la cámara de los comunes.

Fachada oeste del palacio de Westminster.


En las sesiones de la cámara de los comunes tiene que estar siempre presente el mazo ceremonial. Representa a la reina y en cada sesión es colocado encima de la mesa central. Si es una sesión en la que se reúne un comité o cuando se debaten asuntos económicos, el mazo se coloca debajo de la mesa, colgado de unos ganchos.

La reina está presente testimonialmente en la cámara, pero tiene prohibida su entrada en ella. En la apertura de cada periodo de sesiones el monarca visita la cámara de los lores, y un enviado suyo se dirige a la cámara de los comunes. Literalmente, se le cierra la puerta en las narices como símbolo de la independencia ante la corona.

El speaker preside las sesiones de los comunes. Es elegido de entre sus miembros y, cuando se le designa, la tradición manda que sea "obligado" físicamente a ocupar su puesto, esto es, otros diputados le levantan del escaño y llevan de la mano a su puesto. Esto se debe a que el speaker es el que debe comunicar las decisiones de la cámara al monarca y muchas veces provocaba la ira de éste, por lo que se supone que no es un cargo deseable. Enrique VIII mandó decapitar a tres de ellos.


Fachada sur del palacio de Buckingham. Se pueden distinguir dos construcciones diferentes, la de John Nash del siglo XIX y la de Aston Webb del siglo XX.


Las votaciones se celebran a viva voz, llamando el speaker a gritar o no a los diputados. Si la votación no es clara, se llama entonces a una division haciendo sonar unos timbres dentro del parlamento y en bares y restaurantes de los alrededores. Los diputados se dirigen a uno de los dos corredores laterales dependiendo de lo que quieran votar. Los secretarios cuentan las personas que se encuentran en cada estancia y se lo comunican al speaker, que anuncia el resultado.

Hasta 2017 el speaker y los secretarios de la cámara vestían túnica, cuellos y peluca. Esta costumbre se relajó aduciendo que, aparte de ser muy incómodo, era una tradición con solo tres de siglos de antigüedad.


Division bell en el pub Marquis of Granby, para avisar a los diputados borrachuzos que tienen que ir a votar


En la sala donde se reúnen los comunes no hay lugares asignados. Tradicionalmente el gobierno se sienta en la primera fila a la derecha del speaker y la oposición a la izquierda. Las dos bancadas están separadas por la distancia equivalente a dos espadas, para evitar que se produzcan agresiones. Los asientos disponibles no son suficientes para todos los diputados, así que en las sesiones importantes muchos de ellos deben permanecer de pie.

Hay bastantes más de estas tradiciones, se las contaremos en una próxima entrada. De momento, y para cerrar ésta en todo lo alto, sepan que algunas comunicaciones formales entre la cámara de los lores y la de los comunes se hacen todavía en francés normando, que era el idioma oficial del gobierno hasta 1488.


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