En 1960 se dió en Londres uno de esos casos que cambian una legislación obsoleta y la adaptan a los nuevos tiempos. Levantó una gran expectación y fue seguida en la prensa por todo el país.
El amante de Lady Chatterley es una novela del autor D. H. Lawrence. Fue escrita en 1928 pero se prohibió su publicación en Reino Unido porque su contenido se consideraba escandaloso, ya que describía escenas sexuales de una forma muy explícita.
En 1960 la editorial Penguin decidió plantar cara a una nueva legislación aprobada en 1959, el acta de publicaciones obscenas, y publicó el libro. La fiscalía lo llevó a juicio y comenzó un espectáculo judicial que pondría al descubierto lo obsoleto y conservador de la clase judicial británica. Las malas lenguas dicen que más que por la publicación del libro, la denuncia fue por hacerlo en una edición económica al alcance de todas las clases sociales. También se rumorea que la propia editorial hizo llegar el libro a la fiscalía, buscando un juicio que le diera publicidad.
El juicio tuvo momentos de gran trancendencia. El primero de ellos fue un discurso de la acusación en el que preguntaba a los miembros del jurado si consideraban la historia " ¿...apta para ser leída por sus hijos y sus hijas -porque las hijas leen tan bien como los hijos-? ¿es un libro para tener en casa?¿es un libro que su esposa o sus sirvientes podrían leer? ". Estas frases hicieron que el caso se tomara como la defensa de la libertad de expresión contra una clase judicial rancia y conservadora, anclada todavía en la época victoriana.
Otro gran golpe de efecto fue la declaración en el juicio del obispo de Woolwich, que ante preguntas de la defensa, dijo que el libro podía ser leído por los cristianos.
El testimonio del sociólogo y profesor de literatura inglesa Richard Hoggard dio el golpe final a los argumentos de la acusación. Dijo que el uso del vocabulario considerado obsceno estaba plenamente justificado. Para ponerles en contexto, en el libro aparecen las palabras fuck (joder) más de 30 veces, cunt (coño) 14 veces, balls (cojones) 13 veces, ademas de otras igualmente provocadoras.
Old Bailey, la corte penal superior de Reino Unido. Aquí fue donde se celebró el juicio. |
Cuando terminó la vista el jurado decidió por unanimidad que el libro no era obsceno y podía ser publicado en Reino Unido.
Unos años después la liberalización alcanzó también a las artes escénicas, que abandonaron la censura, se despenalizó la homosexualidad, se permitió el aborto en determinadas circunstancias, y se legalizó el divorcio sin que hubiera adulterio por medio. Los Swinging sixties habían nacido.
Penguin vendió en los siguientes tres meses más de tres millones de ejemplares de El amante de Lady Chatterley. Es el segundo título más vendido de su catálogo, sólo por detrás de La Odisea de Homero.
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