Joseph Bazalguette

Como ya les contamos en la entrada dedicada al gran hedor de 1858, a mediados del siglo XIX el Támesis era una cloaca abierta. La mayoría de las casas e industrias tenían los desagües descargando directamente al río lo que suponía un gran problema de salud pública. Las epidemias de cólera eran frecuentes y el aspecto y olor de las aguas era nauseabundo.


El Támesis era un vertedero a finales del XIX. Puente de Battersea, obra de Bazalguette

Tras un largo periodo de presión popular y de la prensa, y con gran retraso por parte de la Metropolitan Board of Works (órgano encargado de la planificación y el desarrollo urbanístico del área de Londres) en 1859 se aprueba finalmente un plan para construir un sistema de alcantarillado en la ciudad con la financiación del parlamento. El responsable de su diseño sería el entonces ingeniero jefe de la organización, Josep Bazalguette.

 

Memorial a Joseph Bazalguette en Victoria Embankment. Puso cadenas al río.

 

El sistema de desagües consistía en dos colectores principales situados en las orillas norte y sur del Támesis que interceptarían los vertidos de varias canalizaciones secundarias y los llevarían al este hasta el estuario del río. Esto implicaba la instalación de más de 100 kilómetros de colectores principales y 2.000 kilómetros de colectores secundarios, encauzar el río mediante la construcción de varios bulevares (embankments) que ganarían las hectáreas de terreno que necesitaban las infraestructuras, edificar cuatro estaciones de bombeo y conectar todo a la red existente. Una obra faraónica, pero la consigna victoriana era que si los romanos habían podido hacerlo siglos antes, ellos también podían.

 

York Gate, antigua entrada a una mansión desde el río, ahora situada a cien metros de la orilla por la construcción de Victoria Embankment
 

Bazalguette fue extremadamente minucioso en la realización de la obra. El tamaño de los colectores principales fue calculado para una población el doble de la que tenía Londres y después se duplicó su diámetro. Para la construcción de los desagües principales se utilizó ladrillo y cemento portland, entonces una novedad. Se instauró un exhaustivo sistema de control de calidad que garantizaba unos elevados estándares. El cálculo de las pendientes de las canalizaciones y la forma de los conductos fue cuidadosamente elegido.

 

Detalle de la estación de bombeo de Abbey Mills

La canalización del Támesis aportó a la ciudad varias hectáreas de terreno en Victoria, Albert y Chelsea Embankments, en las que se construyeron carreteras y zonas verdes. Se aprovechó también para instalar una nueva línea de metro. De las cuatro estaciones de bombeo del sistema se cuidó especialmente el diseño de dos de ellas, Crossney y Abbey Mills, en un estilo morisco. Ambas están protegidas como bien cultural.

Las obras se extendieron por 15 años pero el resultado final fue magnífico. El sistema victoriano de alcantarillado de Londres sigue en uso en el siglo XXI, aunque ya con importantes deficiencias. En la actualidad se encuentra en construcción un nuevo gran túnel de 25 kilómetros bajo el lecho del río, Thames Tideway Tunnel, que aumentará la capacidad del sistema.

 

Putney Bridge, otro puente de Joseph Bazalguette

 

Desde su puesto en la Metropolitan Board of Works, Bazalguette cambió Londres profundamente, no sólo por el alcantarillado y la construcción de los Embankments. Bajo su dirección se abrieron nuevas avenidas en el congestionado centro de la ciudad (Charing Cross Road, Northumberland Avenue, Shaftesbury Avenue y Garrick Street) y se eliminaron todos los peajes de los puentes que cruzan el Támesis. También diseñó los puentes de Hammersmith, Battersea y Putney e instauró el ferry de Woolwich.

En 1875 se le nombró caballero civil de la orden de Bath. Una nueva plaza que va a ser creada en Blackfriars con la construcción del Thames Tideway Tunnel va a llevar también su nombre.


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